(Jerónimo Jiménez o Giménez; Sevilla, 1854 - Madrid, 1923)
Precoz virtuoso del violín, a los doce años ya fue admitido como primer violinista del Teatro Principal de Cádiz. A los diecisiete, dirigió por primera vez diversas óperas, y obtuvo con ello resonantes triunfos, pese a su poca edad. A los veinte ganó una beca concedida por la Diputación de la provincia, con la que se trasladó a París para ampliar estudios en el Conservatorio.
En la capital de Francia fue condiscípulo de Debussy, al que venció en los exámenes de final de curso al quedar el español primero y segundo el genial compositor francés. Terminados sus estudios, Jerónimo Jiménez recorrió Italia y volvió luego a España trayendo consigo unas obras sinfónicas que le fueron estrenadas en Madrid por una orquesta dirigida por Monasterio. Fue director del Teatro Apolo, de Madrid, y condujo repetidas veces la orquesta del Teatro Real.
Al dejarla el maestro Bretón, tomó la dirección de la Sinfónica de Madrid al frente de la cual cosechó grandes éxitos. Atraído por el teatro, Jerónimo Jiménez dejó la música grande para dedicarse a componer zarzuelas, género más fácil y mejor remunerado, en el que dejó la impronta de su genio en partituras de auténtica calidad, tales como El baile de Luis Alonso y Las bodas de Luis Alonso, que han quedado como páginas de concierto. Requerido por el éxito, compuso numerosas obras del mismo género, algunas en colaboración con Amadeo Vives.
Aquí puedes ver, una de sus obras más famosas:
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